08 septiembre, 2006

Hoy es un buen día. Llegan a mi casa (bueno, casa de mis padres), un montón de amigos, aunque mañana sea el día grande. Siempre he querido poder invitar a mis amigos a mi casa, pero nunca he podido, porque al fin y al cabo, no es mía. Para mí es genial poder oficiar de anfitrión en esta ocasión, debido a las escasas posibilidades que hay de que se pueda repetir.
Hay que prepararlo todo, limpiar la casa, organizar las camas, preparar la aventura... Pero es un trabajo que se hace gustoso, la verdad. Sólo me preocupa mi gato, al que no le gustan los extraños, pero seguro que se encierra en algún lugar de la casa a dormir y se queda tan pancho...
Voy a seguir ejerciendo de maruja.

No hay comentarios: