03 diciembre, 2006

El tiempo de la memoria

Bueno, ya ha pasado la tempestad, y ahora sólo queda el tiempo de la memoria, de la calma y la tranquilidad, de sentarte con un te en la mano, y reflexionar. Muchos son los que se van, pero muchos más los que se quedan. Y los que se van nunca lo hacen del todo, viven en el tiempo de nuestra memoria. Ya lo dije hace tiempo, yo vivo mucho de mis recuerdos, quizá porque en ellos sólo se queda lo bueno. Olvidamos las discusiones, los disgustos, e incluso estos malos momentos quedan matizados por el recuerdo del cariño. Y sin embargo, vemos como la vida, no sólo sigue, sino que avanza de un modo increíble.
Hace unos días unos amigos nos invitaron a su boda. Aparte de la felicidad, que sobra decirlo, la sensación era extraña. Son los primeros amigos que se casan, nuestros niños y ya se casan!!!! Es extraño ver cómo los que consideras tus niños, tus amigos, tu gente, va evolucionando. Extraño por poder compartir ese sentimiento con ellos, esos momentos de felicidad. Por evolucionar a su lado. Últimamente hay muchos cambios en mi vida, la mayoría buenos, y alguno no tan bueno. Me da vértigo, quiero agarrarme a algo, y parece que no queda nada donde agarrarse. Pero la corriente es favorable, te guía hasta mundos fantásticos, insospechados, aunque alguna ola te moje la cara. No se qué depararán estos cambios, nadie lo sabe, ni siquiera se si pronto se dará el gran cambio que minimice todos los demás. Sólo se que tengo vértigo, que la vida avanza y no puedes hacer nada por frenarla. Creo que padezco el síndrome Nipón, sólo me quedan mis fotos.

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