20 diciembre, 2006

Estado de sitio

Vivo encerrada en la calle, sí, así como suena. Es extraño, pero en estos momentos soy incapaz de entrar en mi casa. La historia es rocambolesca. A la vecina de abajo, con ella dentro y unos amigos, le entraron a robar con el viejo método de la radiografía (a todos aquellos que tengan puertas blindadas, con una radiografía se abren). Eso no tendría nada de especial, acostumbrados como estamos a que en Madrid si no te roban te apalizan, pero seguro no puedes estar, ni en tu casa ni fuera. Lo curioso viene después. Mi madre que se entera, mi madre que grita, mi madre que llora, mi madre que tiene un ataque de histeria... Desde entonces vivo encerrada en la calle. Nuestra puerta está cerrada, no bajo siete llaves, sino 4, que son las vueltas de la cerradura. Además, está echada la cadena (barra de grueso acero en nuestro caso). Y además, y aquí viene lo chungo, dejan las llaves puestas en la cerradura. Vamos, que en mi casa no entra ni el acorazado Potemkin. Claro, que yo tampoco puedo entrar...

Por más que le explico a mi madre que eso es una chorrada, que con que la llave esté echada no hace falta que esté en la cerradura, por más que intento explicarles que es una locura estar así de cerrados, porque vale, ladrones no entran, pero como les pase algo lo que no va a entrar será la ayuda... ellos pasan. Tienen miedo, dicen, sobre todo mi madre. A mí me da más miedo que el cielo caiga sobre mi cabeza... Si tuviera miedo viviendo en Madrid (que no, que no tenemos delincuencia... a todos los que no lo hayáis visto, youtube: pelea metro madrid y flipad), ya me podría ir pegando un tiro. En fin, lo dicho, encerrada en la calle, y sin esperanza de que mejore.

No hay comentarios: