28 diciembre, 2007

Camille Claudel

Hoy he ido, casi obligada, a ver la exposición sobre Camille Claudel en Madrid. El casi obligada es porque tengo que hacer un trabajo de la exposición y se me echa el tiempo encima. He quedado temprano con una compañera de clase y para aprovechar el tiempo, me he metido en la exposición que estaba justo al lado y ya "me quitaba un muerto de encima".

Lo que he visto me ha sorprendido, me ha encandilado y me ha impresionado. Como muchas veces he dicho en este mismo lugar, el feminismo extremo, como cualquier extremismo, me saca de quicio. El "arte por y para mujeres", las "mujeres artistas" y otras expresiones de la misma calaña me hacen siempre dar un pasito atrás y enfrentarme a los contenidos de las exposiciones con cautela, con mucha cautela. Pero afortunadamente, detrás de esta exposición hay alguien con cabeza.

Hoy he visto la obra de un artista, una obra compleja y, a pesar de que se conservan muy poquitas piezas, fantástica. La exposición está montada de un modo impecable, con un recorrido claro, delimitado, unos textos que ayudan a comprender la figura de esta mujer para alguien que, como yo, apenas sabía que había sido la amante de Rodin. Camille Claudel tuvo una vida intensa, extrema, problemática, muy de su época (finales del S. XIX y principios del S. XX). Vivió en un momento en que la mujer empezaba a meter la cabeza en el mundo del arte y de la literatura, tratando a los hombres de tú a tú. Se ha dicho que la obra de Claudel es muy viril en el sentido de la fuerza de sus obras, de la expresividad. Yo creo que tan sólo son obras maestras. Es estupendo poder colocar a esta artista en el lugar que le corresponde, no como mujer, sino como escultora, que es lo importante.


He quedado fascinada por su obra La edad madura, en la versión grande hecha en bronce. Su hermano consideró que era una expresión de su propia historia de amor y pasión con Rodin, cuando éste decide dejar a su joven amante Camille por la vieja y amargada Rose Beuret, antigua amante de Rodin.

Es esta obra, aunque la foto no exprese todo lo que se siente al ver la figura. Una mujer vieja y casi deforme arrastra a un hombre maduro, mientras una joven hermosa implora que no se marche. Los críticos de la época lo consideraron como la imagen del hombre abandonando la hermosa juventud para adentrarse en el reino de la vejez. No fue hasta que el hermano de Camille habló de la figura arrodillada como su hermana cuando se dio la otra interpretación.

La figura de la Juventud/Camille es absolutamente estremecedora. Colocarse delante de la figura, o de uno de los muchos estudios que realizó, es colocarse delante de la imploración misma, hecha mujer. Un escalofrío me ha recorrido cuando he visto esta figura.

En mucho menor formato, me han encantado las figuras de "El Vals/Los valsantes", llenas de movimiento y delicadeza.


En resumen, es una exposición de las más recomendables. Es la primera vez que se exponen en España la casi totalidad de las obras de la artista, y como ya digo, de un modo inmerojable. Desde hoy me declaro firme admiradora de Camille Claudel. Impresionante.

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