03 julio, 2008

Hay semanas malas y luego está la mía...

Pues sí, llevo unos días que no soy precisamente la alegría de la huerta. Mi estado de ánimo fluctúa entre la esperanza, la alegría, el mal humor, la tristeza más aguda, la desesperación y vuelta a empezar.

El domingo parecía que terminaba bien, ganó España y todo fantástico, pero mi madre decidió montar otro de sus numeritos histéricos, jodiéndome la alegría, el sueño y las ganas de vivir. Estoy cansada de esta situación, de ser el saco de boxeo de sus estupideces, y de que cuando se aburra, tenga que venir a tocarme mis santísimas gónadas...

El lunes parecía que iba bien. Mi madre sin hablarme, lo cual es una alegría increíble, y vagancia total. Alegrías inesperadas, esperanzas súbitas, y por la noche, mientras estoy cenando comida recalentada del chino, ¡zas! Mi mayor ilusión hecha añicos completamente.

La hija de puta de Ana Ávila me ha suspendido la asignatura peor impartida en toda la carrera, Conservación de bienes culturales. Esta profesora, vaca sagrada de la facultad, es una soberbia de cojones. Nos trata a los alumnos como si fueramos vulgares mosquitos que la molestan con sus tonterías, es una mentirosa, una hipócrita y encima, es un puro caos. Yo no he ido a sus clases porque no hay quien la entienda, salta de un tema a otro sin concordia, da importancia a los ejemplos pasando luego de las reglas generales, y grita, grita muchísimo. Pues esta buena mujer, por decirle algo bonito, el primer día de clase expuso que la asistencia no era obligatoria (faltaría más, que estamos en la universidad) y que habría prácticas y trabajos optativos que en ningún caso eran obligatorios. Pues mintió, con todas las letras. Ha suspendido y bajado notas por no ir a clase y por no presentar las prácticas, yo por ejemplo.

Ayer fue la revisión. Entré al despacho y lo primero que me dijo es que quién era yo porque no me había visto en clase. Ante mi "no voy a clase por motivos laborales", me dijo que no le gustaba nada conocer a los alumnos en la revisión del examen. Ahí ya vamos mal. Corrigíendolo demostró que ni siquiera lo había leído previamente, porque había palabras que ni siquiera entendía. Aún así, tomando su corrección al pie de la letra, matemáticamente tengo un 5, pero no le sale de los cojones aprobarme. Prácticamente me dijo que el examen de septiembre estaba regalado, un tema a desarrollar durante todo el verano y una de las prácticas... Pero no me sale de los cojones. Cuando salí del despacho (del cuál me echó mientras la estaba hablando, viva la educación de esta subnormal), me fui directa a Secretaría de la facultad, y he solicitado una revisión del examen por alguien objetivo. Sé que no voy a conseguir nada, ella es una zorra lista, una de las intocables, y no creo que nadie se ponga de mi parte. Pero al menos espero no tener que callarme. Voy a exponer la tremenda falta de respeto que tiene esta mujer con todos los alumnos, con risas despectivas y tratamientos humillantes, y cómo miente al principio de curso, diciendo que no es obligatorio lo que realmente sí lo es, para suspender a la gente que no va a clase. Como digo, no conseguiré nada, pero esa zorra va a recordar mi nombre, aunque sea para no volverme a aprobar en la vida.

Y lo tengo decidido, cuando cierren actas y ya no pueda reclamar más, cuando mi ilusión de estar diplomada y de matricularme un año por fin en junio, cuando ya no tenga posibilidades de coger las optativas y de libre que quiero... cuando todo eso se cumpla, voy a mandar una carta al rector, con copia a todos los profesores que he tenido en la carrera, quejándome de la mala administración, de los amiguismos, de las mentiras, de los profesores que necesitan humillar a los alumnos para sentirse listos, etc., etc. No servirá de nada, pero al menos, no podrán decir que no sabían nada.

La Universidad Autónoma de Madrid, al menos en el turno de tarde de Historia del Arte da asco, un asco puro y profundo. Con gente así se te quitan las ganas de esforzarte, total, ¿para qué? ¿Para qué cojones he estado dos meses sin prácticamente salir de casa, sin hacer nada más que estudiar? Para que llegue una egocéntrica hija de puta y lo eche todo por tierra porque quiere que sus clases sean las más concurridas... Da mucha rabia, mucho asco y sobre todo se siente impotencia. Impotencia al saber que al pelota de clase sí que le aprueba en la revisión, al mismo que tanto se quejaba de Gemita pero que luego bien que se ha dedicado a ir a su despachito a charlar...

Ahora me duele la cabeza, tengo proyectos de futuro que me ilusionan, pero no puedo dejar de sentir un vacío por dentro, una sensación de ¿y qué más da? ¿Para qué? ¿De qué sirve? Si después de estar una hora esperando al autobús de la puta universidad (de reloj, más de una hora), el cabrón del conductor te dice que no tiene cambio de 10 euros (10 euros!) y que te bajes... ¿A qué coño juega el mundo? Luego se extrañarán de que la gente se vuelve loca y se lía a tiros... Yo ayer porque no tenía un arma, si no, a más de uno le había dejado una bonita marca entre ceja y ceja. Y que se jodan, por hijos de puta. Especialmente la profesora Ana Ávila (que todo hay que decirlo, cuando tienes más de 50 años y pesas más de 70 kilos, los pantalones de cuero NO son una opción, so hortera!).

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