13 noviembre, 2008

Resumen de la segunda semana

Bueno, bueno, parece que hoy he cogido carrerilla. Así que vamos con la segunda semanita, y su resumen :).

20-10 --> Aprendimos a hacer gyozas caseras y visitamos un templo sorprendente.

21-10 --> Primera visita al Parque Ueno y a sus museos.
22-10 --> Shibuya y Harajuku
23-10 --> Segunda visita al Parque Ueno y a sus museos.
24-10 --> Compras :)
25-10 --> Nakano y sus tiendas frikis!
26-10 --> Harajuku, ¡¡la Collezione!! Y Roppongui

- Lunes 20


Después de un domingo de relax (sí, del que no he hablado, ¿qué pasa? No hicimos nada interesante :P), el lunes habíamos quedado con unas amigas chinas para aprender a hacer gyozas caseras. Para los que no lo sepáis, son una especie de empanadillas de masa blandita rellenas de carne picada y verduras que se mojan en una salsa a base de aceite y un vinagre especial. Tremendas.


Tras un atracón de estas delicias y después de haber hecho provisión para la cena, jejejeje, fuimos a visitar el templo del barrio. Pensábamos que iba a ser pequeñito, no sé, como una iglesia de barrio... Pues no. No es que fuera el más grande que hemos visto, pero joer, ¡que es de barrio! Era enorme, super bien cuidado y, sobre todo, vacío. Allí pudimos observar algo que nos encanta, la preparación de los "novicios" budistas para la ceremonia. Una especie de ensayo general de cómo hacer las cosas, incluyendo clases de "gritos". Los pelos como escarpias...


Estatua principal del Templo. Enorme

Y ya, a comprar y a casita :). Y lo de comprar no es coña, jejejeje. Hay una cosa en Japón que me fascina, y aunque aquí también hay, son una mierda. Son pegatinas, unas pequeñas pegatinas que vienen en láminas transparentes. Aquí las venden en las tiendas de chinos, de Disney y cosas así... Allí hay de todo, y soy adicta a esas láminas con decenas de pegatinitas!!! Y lo peor es que luego soy incapaz de pegarlas en ningún lado Y_Y, me da penica separarla de sus hermanitas... Bueno, pues eso, que pasamos por una papelería y me compré varias de estas láminas, super chulas :).

- Martes 21

El martes hicimos nuestra primera incursión al Parque Ueno, y sobre todo, a sus museo. Es uno de los parques más grandes de Tokyo, pero su principal atracción, a diferencia de los demás, no es la vegetación, sino que alberga los principales museos de la capital. Así que me vengan a la cabeza, el Museo Nacional de Arte Occidental, el Museo Nacional, el Museo Metropolitano, el Museo de Ciencias Naturales, el Museo de Música... Y me dejo varios pequeños que no visitamos.

Entramos primero al Museo de la Música por error :P, y la verdad es que lo único que merecía la pena era un escenario con un órgano bastante antiguo que sobrevivió a los bombardeos de la IIGM.
Luego entramos en el Museo Metropolitano. Íbamos busando una exposición de acuarelas clásicas y acabamos sin querer en una de arte contemporáneo... Me explico. El Museo Metropolitano es en realidad un conjunto de 5 edificios modulares, iguales, comunicados en el interior. Cada uno de los edificios acoge una exposición, y se pagan y visitan de forma independiente. Así que ante nuestra incapacidad para hacernos entender con la de información (el inglés no es algo facil para los nipos, no), nos metimos en la primera que pillamos. Y menos mal. Nos encantó, era arte contemporáneo pero figurativo en la mayoría de los casos, amable, agradable a la vista incluso los cuadros que no eran agradables. No sé, me sorprendió bastante, era arte rabiosamente actual pero no esa bazofia que se hace en Europa, no tuve la sensación de que una panda gilipollas me estaban tomando el pelo llamando arte a lo que les sale del orto... Fue una grata sorpresa, descubriendo algunos cuadros (sólo era pintura) realmente fantásticos. Y sobre todo, recordando la tremenda tontería intelectual que tenemos en Europa y lo súmamente estúpidos que somos, los complejos que tenemos.

Tras la grata sorpresa, nos encaminamos a una victoria segura, el Museo Nacional. Como la exposición principal ya la conocíamos de la anterior visita, nos dedicamos a contemplar los otros 4 edificios que componen el complejo, así como el jardín. En uno no entramos, porque acojía las exposiciones temporales. En Japón se paga una pasta por las exposiciones temporales, entre 1200 y 1500 yenes (8 o 9 euros), y además, están siempre llenísimas de gente. Así que pasamos olímpicamente y nos fuimos a ver la galería de arte oriental (China, Egipto, Mesopotamia...), las distintas construcciones del jardín, y el edificio del tesoro, al cual no entramos porque había reunión de mujeres y nos miraron fatal, así que supusimos que no podíamos pasar :P.

Vista del Museo Nacional desde el jardín

Jardín del Museo Nacional

Muertos y con un dolor de pies de mil demonios de estar todo el día pateando, nos fuimos a tomar un café y luego a casita (allí el Starbucks y otra cadena similar, Dotour o algo así, son los únicos sitios para tomar café, así que me he puesto de Mocca blanco hasta arriba :P).

- Miércoles 22


Nos fuimos a patear Shibuya y Harajuku. Shibuya es la zona que simpre sale de Tokyo, la plaza atestada de gente, llena de neones y con las dos pantallas gigantes de Panasonic. Harajuku es la zona de los frikis, pero al no ser finde, no había nadie, así que simplemente, caminamos hasta encontrar una calle estrecha, pequeña, que está llena de tiendas con mil cosas, sobre todo góticas, que es donde se compran todo las lolitas góticas tan famosas. Compramos (una mochila de calaveras, entre otras cosas :P, mochila que se ha quedado allí, por cierto... no me cabía T_T), paseamos, y disfrutamos de un día relajado :).


- Jueves 23

Ante la sensación de habernos quedado a medias con el Parque Ueno, repetimos la experiencia. Esta vez tocó el edificio principal del Museo Nacional, que tiene piezas realmente impresionantes, sobre todo las armaduras y las armas de filo. Al ir a comer probé algo a lo que me iba a hacer adicta, jejejejeje, los onigiri. Son triangulitos de arroz envueltos en alga y con un pequeño relleno de prácticamente cualquier cosa :). A mí me gustan los de atún con mayonesa :). Están de muerte, y durante las siguientes semanas, iban a ser nuestra principal fuente de comida, jajajajaja.
Luego volvimos al Museo Metropolitano, y visitamos el resto del edificio, menos la exposición temporal, que era de Vermeer... y francamente, para ver a Vermeer bastante oportunidades tengo en Europa como para pegarme con medio Tokyo frente al Astrónomo (cuadro que por cierto ya vi en el Louvre). Vimos otra exposición de pintura contemporánea, algo más pobre que la primera pero también muchísimo mejor que cualquier galería europea, otra de fotografía amateur que era malísima :P, y luego una de objetos cotidianos. Y para casita, que ya estaba bien :).

- Viernes 24

El viernes amenazaba lluvia, así que nos pusimos nuestros nuevos impermeables de Uniqlo :) y salimos a comprar y a comer una cosa tremenda. Es un triángulo de arroz (más grande que los onigiris), horneado en hojas de plátano con un relleno de carne, setas, y un pequeño huevo de avestruz. Brutal.

Por la tarde caían chuzos de punta, así que quedamos en un Starbucks con un amigo, y cuando parecía que escampaba un poco, nos fuimos a Nakano, un sitio del que no habíamos oído hablar nunca pero que se convertiría en nuestra perdición :P. Nakano es una zona de Tokyo que cuenta con unas galerías llenas de tiendas a rebosar. Pero a partir de un punto, la galería se convierte en un centro comercial de 5 plantas, cuatro de las cuales están dedicadas a las tiendas más frikis que te puedas imaginar. Música de segunda mano, disfraces para cosplay, algunos restaurantes y, sobre todo, figuras, muchas figuras. Desde grandes réplicas a tamaño natural de Yoda, hasta pequeñas figuras de goma de los Caballeros del Zodiaco. De todo. Ediciones especiales, colecciones de antaño, reproducciones trabajadas, colgantes para el movil, llaveros, pegatinas... El paraíso del friki.

Llegamos tarde y llevábamos algo de prisa, así que apenas echamos un vistazo a una de las plantas y casi no compramos nada. Nos fuimos a casa planeando por el camino el asalto a la fortaleza de Nakano!


- Sábado 25

Pues sí, al día siguiente emprendimos la marcha de mañana, bien temprano, porque nos teníamos que cruzar ciudad y media :P. Llegamos a Nakano y comenzó el frenesí comprador con unos calcetines de Pesadillas antes de Navidad. A partir de ahí, la caída fue imparable... Mi economía nunca se recuperará de las 7 horas pasadas mirando tiendas, rebuscando entre cd's, y oteando filas y filas de figuritas del tamaño del pulgar a la caza y captura de una en concreto, que no encontramos, pero casi :). Después nos fuimos a cenar por ahí y a casita a mimir y a dejar que la cartera se recuperara de las heridas de guerra :).


- Domingo 26


Último día de la semana y de este eterno post, pero quizá, el más largo de explicar. El domingo fuimos todos a Harajuku, donde los frikis del cosplay, y claro, era domingo, estaba hasta arriba. Llovía un poco y parecía que la gente estaba reticente, pero luego dejó de llover y salieron como setas. Fuera ya de lo llamativo de su indumentaria, es espectacular ver tanto colorido y tanta gente reunida en una explanada que es realmente pequeña...


Harajuku y los frikis

Después entramos en Yoyogi Koen, el parque más grande de Tokyo. Apenas vimos una pequeña parte y enseguida salimos a los lindes, donde decenas de grupos de música arañaban, en su mayoría, sus guitarras. Eran malos, pero había alguno que otro que realmente merecía la pena y nos gustaron mucho. La verdad es que es genial ver algo así, y el ambiente que genera. Se aprovecha el espacio del parque al máximo a nivel cultural, con gente haciendo tai chi en el cesped, parejas paseando, grupos ensayando artes marciales o tañendo el samisen, y el plato fuerte, lo que a mí más me gustó (en el fondo, soy una hortera de los '50...), un grupo de rockabillys bailando.



Disfruté como una enana, hombres de vaqueros prietos, con los peines en los bolsillos del pantalón, camisetas negras y chaquetas de cuero con el nombre de su pandilla, tupés de vértigo y chicas de faldas enormes y zapatillas, con lazos en el pelo. Dios, era una gozada :). Sonaba un rock'n'roll en un loro enorme, y allí estaban ellos, bailando, presumiendo, chuleando... Y ahí estaba yo, babeando y deseando una de esas faldas para mí hasta que noto un toque en el hombro, me giro y veo un dedo que señala a..., a... ¡¡un cadillac rosa!! ¡¡Un perfecto y hermoso cadillac rosa a mis espaldas!! Dios, lo babeé, lo acaricié y me fotografié con él... ¡¡un cadillac rosa!! :). Guardo estos momentos como los mejores de todo el viaje, sinceramente.


Luego salimos del parque por una zona poco recomendable, donde los "malotes" de la sociedad nipona se habían montado una party rave en toda regla, con churrys de pantalones cortos, tatuajes en las piernas y tíos con pinta realmente chunga. Eso sí, el puto DJ era la ostia, daban ganas de jugarse el tipo sólo para quedarse un rato más, pero con las miradas que nos lanzaron se nos quitaron las ganas, y antes de que la cosa fuera a mayores, nos largamos.

Luego decidimos ir andando un buen trecho para ver uno de los edificios de Tadao Ando en Tokyo, la Collezione, una especie de minicentro comercial situado casi donde Buda perdió la chancleta. Estuve a punto de llorar, brutal. Qué experiencia encontrarme por fin cara a cara con los muros de hormigón, con las líneas puras, rectas y curvas, con el cristal y el cemento... con Ando en definitiva. Hice mil fotos, cada recodo, cada perspectiva, pero es que es impresionate. Incluso en una de sus obras menores hace maravillas. Lo dicho, ese día fue la puta ostia.


Acabamos cogiendo un taxi para llegar a Roppongui, un barrio donde viven muchos extranjeros, muy empresarial, y con un conjunto de rascacielos espectaculares, Roppongui Hills. Después de comer allí muy tarde :P, volvimos a casa desde la estación más profunda de Tokyo, que se encuentra a 90 m de la superficie.


Y esto es todo, amigos (por ahora, aún quedan dos semanas, muahahahahahaha).

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