02 marzo, 2009

El Che

Este fin de semana he ido al cine a ver la segunda parte de la película sobre el Che. Cuando la estrenaron, fui también a ver la primera parte. Y bueno, me ha encantado, sin más.

Deberían haber proyectado las dos seguidas, todo sea dicho, porque se nota demasiado el cambio (como en Kill Bill). La primera es épica, una historia con final feliz, la lucha de los guerreros que triunfan. La segunda es todo lo contrario, es qué pasa cuando tus hombres son vagos e indisciplinados y, además, no cuentas con el apoyo popular. Una sin la otra queda coja.

Hace mucho tiempo, al final de mi época de instituto y principio de la universidad, tuve una etapa muy "Che". Me llamaba la atención que tanta gente lo llevara en camisetas y llaveros y yo sólo sabía que era un "rojo de mierda". Así que hice lo que hago siempre en estos casos... me compré un libro sobre él. Y me puse a leer. Efectivamente, era un "rojo de mierda", pero era mucho más. Ahora, con más conocimiento de causa que antes (he leído más de un libro, a favor y en contra), le admiro muchísimo. Y no precisamente por sus ideas políticas, sino porque fue la persona más consecuente con sus ideas que conozco.

Me explico, mientras Fidel aposentaba su culo en el sillón presidencial, el Ché iba los fines de semana a cortar caña de azúcar como uno más, a levantar escuelas en las zonas más pobres y a currar como cualquier otro obrero de la isla. Y cuando todo ese trabajo estuvo hecho y no había nada más que él pudiera hacer, se marchó. Sencillamente, se fue a seguir con la Revolución, con lo que él creía. Y murió como mueren los héroes, peleando por lo que pensaba y creía. Me da igual que sea de izquierdas o de derechas, fue consecuente, cosa rarísima en su época y más rara aún en la nuestra. Teniéndolo todo, poder, gloria, una victoria aplastante de su Revolución, lo dejó todo, familia, amigos y poder, para morir tirado en la selva de un país que no era el suyo, peleando por el bienestar de gente que, en el mejor de los casos, le despreciaba.

A mí el Ché me apasiona, pero no por comunista o revolucionario, sino como persona consecuente con sus ideas. Y eso, la película lo refleja de maravilla. Y refleja, aunque pasando de puntillas, la diferencia entre los dos tipos de políticos comunistas. Fidel, que hace la revolución sólo para cambiar qué dictador se sienta en el poder; y el Ché, que cuando ve la traición, sale a pelear y a volver a intentarlo. Consecuente.

Me han gustado mucho las pelis del Che, y probablemente me las compre en cuanto salgan. Están bien rodadas, y el último plano, la muerte del Guerrillero es sencillamente brutal. Merece la pena ver las películas sólo por ese plano. Aunque quizá en el final sea donde más la hayan cagado, omitiendo la perversa y denigrante sesión de fotos a la que se sometió el cuerpo desnudo y acribillado a balazos de Ernesto Guevara.

Y bueno, Benicio del Toro sencillamente se sale, hace el papelón de su vida, contenido, discreto, pero llenando la pantalla con su presencia, sin hablar, sencillamente en cada plano que tiene. Un actorazo.

¿Y qué nos enseña la vida de Guevara y estas dos pelis en concreto? Que no te mojes por quién no merece la pena.

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